lunes, 20 de mayo de 2019

INTELIGENCIA EMOCIONAL EN EL AULA DE EDUCACIÓN INFANTIL


En el aula podemos encontrarnos con diferentes situaciones y dificultades que se pueden resolver con una buena gestión de la inteligencia emocional de los alumnos. Algunos de estos problemas pueden ser la falta de empatía, la dificultad al saber reconocer y gestionar sus propias emociones o las reacciones exageradas ante un contratiempo. 
La inteligencia emocional trata distintas competencias a las que a veces no prestamos la suficiente atención y no les otorgamos importancia a pesar de ser fundamentales para el desarrollo del carácter y la personalidad de los alumnos.
La inteligencia emocional se basa en tres conceptos clave: percibir, comprender y regular. Percibir consiste en reconocer nuestras emociones y sentimientos y ser capaces de identificarlas y ponerles nombre. Comprender se basa en ser capaces de integrar nuestros sentimientos, entenderlos y ser conscientes de nuestra propia complejidad emocional. Regular consiste en manejar nuestras emociones de forma eficaz y controlar nuestras reacciones ya sean negativas o positivas.
Para introducir la inteligencia emocional en el aula existen diferentes estrategias y ejercicios para aplicarla dependiendo de los puntos que queramos trabajar.
Para trabajar la autoconciencia es necesario realizar ejercicios que consigan que los alumnos se conozcan a sí mismos, creen una fortaleza mental y sean conscientes de cuáles son sus puntos fuertes y sus puntos débiles, para reforzar los buenos y mejorar los malos. Algunos de los ejercicios que se podrían presentar en el aula son realizar un collage con fotos suyas y con cosas que les gusten y hacer una pequeña presentación en la que hablen de los rasgos que les caracterizan, sus sueños o sus gustos. Otro ejercicio podría ser una pequeña redacción en la que hablen tanto de sus puntos fuertes como de los débiles, luego se expondrán en clase y se realizará una reflexión y un debate sobre cómo podrían mejorar esos puntos débiles y reforzar los fuertes.
Al reforzar la autorregulación conseguiremos una mejor gestión de los sentimientos, un mayor control de las emociones y evitar en cierta medida la frustración y un exceso de impulsividad. Un ejercicio que refuerza este punto podría ser el juego del semáforo; este juego consiste en recortar tres círculos pequeños de los colores del semáforo para cada niño, a continuación planteamos una situación que podría ser frustrante para los niños, un niño responde como solucionaría esta situación y los demás niños reflexionan y valoran la solución planteada con los círculos de colores. También podría tratarse la autorregulación con libros infantiles como El Emocionario o El monstruo de los colores, o con películas como Del revés, que trata sobre las emociones de la protagonista y las reacciones que provocan en ella.
Para trabajar la motivación podemos realizar ejercicios que traten de acentuar los rasgos positivos de los niños como por ejemplo el juego de los carteles, este juego trata de hacer carteles con distintas características como “listo, simpático, amable” y los niños eligen un par de carteles con sus mayores cualidades. Esto conseguirá evitar la frustración y el abandono de tareas, mantener la ilusión al realizar actividades y potenciar la eficiencia y la productividad.
Tratando la empatía conseguiremos ponernos en el lugar del otro, mejorar las relaciones sociales y aprender a escuchar. Una actividad que potencia este punto es la caja de sentimientos, consiste en que cada niño meta un papelito en una caja con una situación que les ha pasado durante el día y sobre cómo se han sentido, después se escogerá un papelito al azar y se leerá en alto, y los niños debatirán cómo habrían actuado si estuvieran en esa situación.

Para aplicar la inteligencia emocional tratando las habilidades sociales podemos realizar un par de actividades como el amigo desconocido que consiste en observar a un compañero durante un par de días y escribirle una carta sobre puntos buenos que hemos observado de él, también podemos realizar cualquier actividad en equipo que potencie la socialización de los niños. Con esto conseguiremos mejorar la empatía, conseguir una mayor asertividad y una buena interacción con los demás.
FIRMADO: Maria Lavao Aliaga

No hay comentarios:

Publicar un comentario